viernes, 9 de diciembre de 2011

Atropello en Azpeitia

Tras la clausura definita y todavía inexplicable del Ferrocarril del Urola en 1988, la estación de Azpeitia era simplemente una chatarrería con sus cocheras repletas de material ya inservible; nadie se podían imaginar que el ferrocarril iba a volver a brillar tan fuerte en aquel valle. En apenas 20 años se pudo forjar allí el mejor museo ferroviario en España, no solo por la cantidad y calidad de las piezas recuperadas, sino porque muchas de ellas se encuentran en estado de funcionamiento, lo que se ha venido demostrando periódicamente en el ferrocarril turístico Azpeitia-Lasao, un tramo del ferrocarril del Urola que se consiguió recuperar. Año a año el museo no paró de incorporar material que se iba retirando de la explotación comercial o que se había salvado del desguace en su momento y que reunía características como para ser incorporado a los fondos del museo, pese a que se encontrara a muchos kilómetros o en manos de otras compañía (por ejemplo la locomotora Engerth), otros volvían a la vida tras una compleja restauración (p.e. la locomotora MOP 1158) e incluso se solicitaban trenes a otras instituciones para su exposición temporal (automotor Micheline). Gracias al material y medios del Museo Vasco se pudieron celebrar centenarios de líneas, tanto de EuskoTren como de Feve, algo insólito en este país la colaboración entre instituciones diferentes.  En el Museo no solo hay locomotoras, hay automotores, vagones, coches de viajeros, tranvías, trolebuses, autobuses, la mayor colección de España de uniformes y de relojes ferroviarios, un taller con herramientas de principio del siglo XX en funcionamiento, la subestación de tracción eléctrica del ferrocarril del Urola y un largo etcétera de objetos ferroviarios.
Todo esto ha sido posible gracias al trabajo y la ilusión inagotables de su Director Juanjo Olaizola Elordi. Además de maquinista, mecánico, relaciones públicas, etc. ha compaginando esta actividad con la investigación, y gracias a los archivos y documentación allí depositados ha investigado sobre la práctica totalidad de líneas y Compañías de vía estrecha en Euskadi, que con el mecenazgo de Euskotren y otras instituciones ha publicado en forma de libro, convirtiendo así a una de las regiones que más y mejor tiene investigado su pasado ferroviario. A todo esto se unía el trato amable de Juanjo y el resto del personal del museo, siempre apoyado por los miembros de la Asociación de Amigos del Museo, colectivo presente en las jornadas especiales que se han celebrado en el museo y ferrocarril turístico, y dejaban un grato sabor en los visitantes.
En las navidades de 2010, sorpresivamente y con alevosía, desde su empresa se le comunicó su retirada como Director del Museo al ser destinado a otro departamento de EuskoTren donde se le consideraba más útil, sin haber sido preparado ningún traslado de poder y pretendiendo dejar huérfano al museo. El apoyo recibido y la presión en los medios de comunicación hicieron recular a Euskotren, pero unos meses después, decidió convocar un concurso para la elección de un nuevo director, pues al parecer no reconocía a Olaizola como tal después de tanto tiempo y figurar en documentos de la empresa públicos y privados como tal. Nada bueno se podía esperar, y contraviniendo las bases del concurso la vencedora de la oposición fue una persona sin conocimientos ferroviarios ni experiencia en la dirección de museos, pero al parecer alguien bien relacionada. Tras un par de expedientes no fundamentados, esta semana se comunicó a Olaizola su despido de EuskoTren y con ello han conseguido apartarlo del Museo.
Tras este desastroso acto, muchos nos planteamos varias cuestiones: ¿Puede un político tirar por la borda gratuitamente el trabajo intachable de Olaizola al frente del Museo solo por su antojo a sabiendas de que provoca perjuicios para la colectividad? ¿Puede la Villa de Azpeitia prescindir de un Museo que obviamente sabemos que no va a ser lo mismo sin la figura de Olaizola y que había conseguido aportar un punto de dinamización para el entorno? El trabajo realizado en Azpeitia ahí está y puede esperar un tiempo, pero no mucho antes de que la situación sea irreversible. Los Amigos de los Ferrocarriles de Vía Estrecha rechazamos esta decisión tomada por EuskoTren y el Departamento de Transportes y Obras Públicas del Gobierno Vasco que en nada beneficia  al patrimonio y la historia de los ferrocarriles en Euskadi, y menos a la actividad económica de la zona. 25 años después, el Valle del Urola vuelve a perder el tren por segunda vez.

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